La distorsión del tiempo y la verdadera inspiración para crear a “The Joker"
“La pintura que me excita […] destraba todo tipo de válvulas de sensación en mí, las que me devuelven a la vida violentamente”.
-Francis Bacon
Francis Bacon fue aquel cuya estética y temas que retrataba en sus pinturas, inspiraron a otros creadores de arte contemporáneo. Algunos como David Hockney, Carlos Alonso, Turmarkin y Damien Hirst respetaron su legado visual y lo reconocieron como un referente único. Bernardo Bertolucci se inspiró en él para crear “El último tango en París”, declaró sobre su personaje principal “quise que Paul fuera como las figuras que reaparecen obsesivamente en los retratos de Bacon, caras consumidas por algo que viene de adentro”; Adrian Lyne en su cinta”La escalera de Jacob” o Tarsem Singh para su película “La celda”, también retomaron a Bacon.
Siempre en búsqueda de la reflexión sobre la fragilidad del ser y la vulnerabilidad de la situación humana, tal vez Bacon ha sido el mejor artista para inspirar la creación de un personaje psicópata, calculador y con un punto único a probar: todos somos malos en el fondo, sólo hay que sacar esa maldad.
Bacon es el artista favorito de Christopher Nolan y en él encontró una atmósfera que se convirtió en un indicio de distorsión temporal y memoria, sobre todo en la manera en la que el artista las representaba, mismas que para Nolan resultaban fascinantes. No había otra forma: existía un anhelo claro, darle vida a un personaje que muchos había llevado a la pantalla, tanto dibujos animados como otros actores.
Un tipo con humor ácido, listo para cometer fechorías, marcado por una sonrisa única que lo hacía parecer tan loco como realmente era. Orgulloso de ser un criminal, ansioso por encontrarse en medio de la acción, de retar al héroe, de acabar con la humanidad y de poner en evidencia la decadencia humana en un mundo cada vez más individualista y lleno de peligros.
Cuando Heath Ledger, su maquillista John Caglione y el propio Nolan buscaban darle vida a ese payaso malévolo que provocaba pesadillas y horror a los adultos, necesitaban algo para convertirlo en un personaje arriesgado y al mismo tiempo, transportarlo al mundo real, brindándole matices distintos.
De pronto, Nolan tomó un libro con pinturas de Bacon y les enseñó, tanto a Ledger como a Caglione, su trabajo. Las distorsiones y la manera en la que la pintura, los colores y todo se compenetraba para darle realismo a la pintura, los cautivó. Trazó el boceto del Guasón en un lienzo para brindarle a su personaje un toque de las características de las pintoras de Bacon. De este modo, logró crear a alguien torturado y en constante acecho, al final lo consiguieron. Nolan y su equipo construyeron a su Joker definitivo.
Bacon, igual que sus pinturas, tuvo una vida bastante intensa. Destructivo con la mayoría de sus parejas, tuvo como amante a Peter Lacy, hombre que solía destruir sus pinturas y en una ocasión, arrojó a Bacon por un vidrio. Más tarde, su nuevo amante George Dyer se suicidó en la habitación de un hotel la noche que se inauguraba la retrospectiva de Bacon en el Grand Palais. Tiempo después, Bacon inmortalizó el momento en una pintura.
Eran más los rumores que se decían sobre Bacon que aquello que realmente ocurría. Se hablaba sobre sus anécdotas sexuales, su pasión por la bebida y sus preferencias sexuales. Pero Bacon llevaba una una vida solitaria, con pocos escándalos, hombre culto de que, por años, su pintura ha sido considerada como “un intento de traer la cosa figurativa sobre el sistema nervioso más violentamente y más incisivamente”.
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